Entrevista revista Living Mag

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La influencia que puede tener el entorno estético en el que crece una persona puede ser enorme. Bien lo sabe Francisco Massmann, fundador de Do Muebles (@do.muebles). En su caso, reconoce a sus abuelos como los grandes responsables de su interés y fascinación por el arte y el diseño, ya que asegura que en su casa se respiraba buen gusto. La sensibilidad de su abuela para recibirlos siempre con la mesa linda y bien puesta, la buena música de su nonno que inundaba cada rincón y la exquisita selección de muebles y antigüedades que formaban parte de la decoración quedaron grabados para siempre en su retina. Sumado a esta inquietud artística, sentía una gran atracción por el trabajo manual y por el pragmatismo de lo material. “Desde muy chico me gustó trabajar con materiales y herramientas para solucionar problemas en artefactos, o bien para construir objetos. Por mis manos pasaron varias jaulas de conejos, casas de perros, rejas pintadas, fabricación de guitarras, huertas, algún mueble e incluso casas básicas. Todos trabajos con los que me sentía útil de cierta manera”, dice. 

Siguiendo su instinto, después de terminar Ingeniería Comercial, hizo un máster en Diseño e Innovación que le dio acceso a un espacio con muchas herramientas, abriendo su mente a infinitas posibilidades de fabricación. Internet fue también un gran aliado e incluso YouTube se convirtió en un excelente referente para aprender de manera transversal desde las etapas de armado de un mueble hasta cómo organizar el taller. De ahí en adelante, el proceso se centró en atreverse y comenzar con el diseño y producción de piezas, y en ser paciente para repetir una y mil veces los pasos hasta llegar al resultado que tenía en mente. Se dio el tiempo de aprender de sus clientes, proveedores e incluso de Cristián Donoso, ebanista con quien trabajó como product manager de elementos decorativos y quien le enseñó acerca de la proyección visual del mobiliario. Todos tenían algo que decir, todos tenían algo que aportar y de todos tenía algo que aprender. 

Meticuloso y detallista, el proyecto empezó a tomar forma hasta convertirse en el referente que es hoy. Sus diseños son parte de un catálogo compuesto por piezas con carácter y personalidad propia. “Hemos ido profundizando en líneas donde existe un diseño matriz que se va replicando en distintos elementos y categorías”, explica. Una colección de muebles de mañío de una estética clásica, pero con intencionalidad en las terminaciones para que luzcan desgastados, consiguiendo mantener la calidad y la elegancia. “Realizamos un proceso de desgaste manual de las piezas, al cual le aplicamos golpes, marcas y diferentes tintas de fondo para lograr un aspecto envejecido”. 

El trabajo en el taller abarca gran parte de su tiempo, no solo porque le gusta estar presente en todo el proceso, sino también porque es él el encargado de laquear los muebles. “La ventaja de empezar un negocio conociendo de primera fuente la parte productiva es que puedes apoyar y también supervisar mejor el trabajo en el taller. Además, se ha dado algo muy lindo que ha sido el poder traspasar lo aprendido a las personas de nuestro equipo, quienes llegaron sin saber muy bien de qué se trataba y hoy son carpinteros excepcionales”

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